El hambre y las ganas de comer
Paradójicamente, el presidente Mujica dice que usará al Ejército –“el fondo del tarro” en materia socioeconómica- para luchar contra la pobreza del país
Por Denis Dutra
El presidente de Costa Rica, Óscar Arias, recomendó a su par uruguayo José Mujica abolir el Ejército tal como lo hizo en 1958 su país, una nación con superficie, nivel socioeconómico y de desarrollo humano similares a Uruguay.
En la misiva dirigida “al Pepe revolucionario”, Arias le escribió a Mujica: Te queda todavía, en el morral del tiempo, una última utopía: la abolición del ejército uruguayo. Tan sólo quiero brindar un consejo que veo escrito en el muro de la historia de la humanidad: los ejércitos son enemigos del desarrollo, enemigos de la paz, enemigos de la libertad y enemigos de la alegría.
“En el mejor de los escenarios, los ejércitos latinoamericanos han significado un gasto prohibitivo para nuestras economías –escribió el presidente centroamericano–. Y en el peor, han significado una trampa permanente para nuestras democracias”. Y agregó: “Uruguay no necesita un ejército. Su seguridad interna puede estar a cargo del cuerpo de Policía, y su seguridad nacional no gana nada con un aparato militar que jamás será más poderoso que el de sus vecinos, que además son países democráticos…”
Mujica respondió rápidamente que durante su gobierno el Ejercito “se mantendrá activo” porque “lo necesita para luchar contra la pobreza”.
Ello no significa que Mujica cuente con planes de lucha contra la pobreza completos y maduros. De hecho, el plan de emergencia habitacional, el buque insignia de su gobierno, en el que pretende utilizar uniformados, no será puesto en marcha al menos hasta 2011 por falta de planes completos y dinero para financiarlo, salvo pequeñas obras piloto que se iniciarán este año.
Un informe del Comando General del Ejército señaló que los planes sociales del gobierno no tuvieron incidencia sobre la situación social de la tropa y parte de la oficialidad, cuya pobreza e indigencia incluso subió en 2009, cuando en el resto de la población bajó.
Mujica quiere que su plan de construcción de viviendas alcance también a los militares.
Según el relevamiento realizado en 2009 por el Comando del Ejército, 6 de cada 10 efectivos están por debajo de la línea de pobreza (61%) del personal está en esa situación.
Vista esa realidad, todo hace prever que se juntará el hambre con las ganas de comer.
No será mediante un plan de viviendas ejecutado por militares que se terminará con la pobreza sino a través de una política económica seria que permita redistribuir el ingreso sin castigar al que más invierte y trabaja.
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